Una vida cantando, una pasión que no se apaga

Desde que tengo memoria, la música ha estado conmigo. Nací y crecí en Curridabat, rodeado de canciones y melodías que poco a poco se fueron quedando en mi alma. Empecé a cantar a los 12 años, por puro gusto… nunca estudié música formalmente, pero aprendí con el corazón. Ha sido mi forma de expresarme desde entonces.

Llevo más de 25 años llevando alegría a las personas con mi servicio de karaoke, aunque todo comenzó de forma inesperada. Un amigo me pidió que lo cubriera en un evento y me dejó un papelito con lo que debía decir. Se fue a resolver una emergencia… y ahí me dejó solo. Al principio me puse nervioso, pero luego me solté como si toda la vida me hubiera preparado para ese momento. Desde entonces, no he parado.

Canto de todo un poco: salsa, merengue, boleros, baladas —en español, inglés e italiano— y también he empezado a compartir mis propias canciones, con un estilo que mezcla el pop latino con la balada romántica. Me inspiran artistas como Arjona, José José, Melendi, Ha*Ash, Franco de Vita, Luis Enrique, Wilfrido Vargas, entre otros.

Lo que más disfruto es interactuar con el público, verlos cantar conmigo, sentir que la música nos conecta. Me gusta crear un ambiente donde todos puedan sentir que las canciones les hablan directamente, como si ellos mismos las vivieran.

Mi familia es mi motor. Mis hijos son mi mayor orgullo, mis nietos mi esperanza, y mi padre, mi ejemplo. Todo lo que soy y todo lo que canto nace de ahí. La música para mí no es solo un trabajo —es una forma de compartir lo que llevo dentro.